miércoles, 2 de abril de 2014

"ESTILOS DE VIDA SALUDABLE". Dr Pablo Emilio Jiménez Jaramillo






Antes de hablar acerca de los componentes de un estilo de vida saludable, quiero hacer alusión a una afirmación que muchos autores han realizado con respecto a la importancia del crecimiento personal, dicha afirmación es que la realidad externa en que nos encontramos actualmente, sea buena o sea mala, es producto de nuestras realidades internas, sean buenas o sean malas, y la buena noticia es que no importa si esa realidad interna actual es mala, sí es posible convertirla en todo lo contrario solo visualizando ese objetivo y tomando acción continua y con creencia. Por lo tanto si deseas, a partir de este momento, vivir un vida con una calidad favorable, es buen momento de establecer el deseo, en lo más profundo de tu corazón, del querer hacerlo, conocer los elementos que debes incorporar en tu vida, desaprender los viejos malos hábitos y aprender los buenos nuevos hábitos y, lo más importante, ponerlos en práctica sostenida con la convicción de que vas a lograr los resultados. Si ya gozas de una de vida con calidad, tal vez esta información no te aporte demasiado, pero, sí puedes compartirla con personas que sí la necesiten. La idea no es leerlo, sino aplicarlo.

El objetivo de este artículo, es generar una conciencia de autocuidado, basado en amor por ti misma(o), a través de una sensibilización, tomando como punto de partida, una visualización comparativa de cómo se vivía en la antigüedad y cómo se vive hoy; estos puntos de comparación los haremos en torno al nivel de actividad física y la alimentación. Por otra parte, examinaremos sin mucha profundidad aspectos como el estrés y los servicios de salud, pero sin restarles importancia ya que también son aspectos esenciales que se deben saber manejar. Para el manejo del estrés, te recomiendo el artículo sobre manejo de las emociones basado en la calidad de tus pensamientos.

Empecemos por la actividad física y vamos a hacer un ejercicio de imaginación y viajemos al pasado, unos 10000 a 6000 años A.C entre los períodos paleolítico y mesolítico. Dibujemos en nuestra mente cómo tenían que hacer los pobladores, para movilizarse de una ciudad a otra, o cómo debían hacer los hombres para conseguir el alimento para sus familias, construir sus casas, o más aún cómo hacían cuando sucedían los fenómenos climáticos que todavía existen hoy; el desplazamiento de los seres humanos de ese entonces era con sus propios pies, bien fuera caminando o corriendo, y las construcciones de sus viviendas era con sus propias manos; te podrás imaginar entonces que el nivel de actividad física diario era bastante alto para todos los pobladores humanos. Avanzando en el tiempo, hacia el período neolítico, apareció la rueda que inicialmente era en piedra y fue mejorada en la edad del metal y con ello los primeros medios de transporte, pero era reservado para unos pocos, la gran mayoría se desplazaba igual sobre sus pies y el nivel de actividad fue disminuyendo para unos pocos. Regresemos pues a nuestros días hoy; notaremos que cada día ha ido evolucionando el sistema de transporte para el ser humano haciéndose disponible para un gran número de pobladores en nuestro planeta y, concomitantemente, el nivel de actividad ha disminuido cada vez más, y más, y más, hasta el punto que, gracias a la tecnología en las comunicaciones, ya solicitamos servicios de domicilio para que nos lleven los alimentos a nuestras casas. Te suena esto familiar?

La contraparte a este fenómeno, afortunadamente, se encuentra en el deporte. Sus primeros vestigios se anunciaron 4000 años A.C en la sociedad china, ya que el hallazgo de algunos elementos generó el planteamiento de la existencia de este tipo de actividad. También en el antiguo Egipto, refieren los historiadores, que se practicaban la natación y la pesca, para conseguir sobrevivir. Cabe anotar que es remota la posibilidad de plantear el deporte con fines de salud en esta época. Con el paso de los años, el deporte fue adquiriendo dimensiones recreativas y, hacia nuestro presente, se convirtió en actividad lucrativa. Afortunadamente  gracias al avance de la ciencia médica, se empezó a observar cómo el deporte jugaba un papel protector en los practicantes y hoy por hoy se ha podido dilucidar el papel que juega en los cambios bioquímicos de nuestro organismo para ayudarnos en la prevención de enfermedades, en el mejoramiento del estrés, en el control del peso e incluso se ha llegado a la conclusión de que una rutina de media hora diaria o una hora tres veces a la semana genera alto impacto benéfico sobre nuestra salud. Si comparamos esta actividad a la actividad de la antigüedad, podríamos casi asegurar que son equivalentes desde el punto de vista del gasto energético.

Otro aspecto, es el concerniente a la alimentación; si hacemos el mismo ejercicio de imaginación notaremos que la alimentación se basaba en el consumo de carnes provenientes de algunos animales terrestres, aves, peces y de frutos de la tierra como hortalizas, verduras, frutas, cereales, semillas, legumbres, todos fuentes naturales; ya en la transición del período mesolítico al neolítico, cuando se veía florecer la industria de producción de medios de transporte, aparece el azúcar hace aproximadamente 5000 años A.C en Nueva Guinea y 4500 año A.C se extiende a la China, y desde entonces la evolución en su elaboración y masificación en su producción al punto de que hoy consumimos muchos productos de alto contenido calórico a base de azúcar y el consumo cada vez mayor de éstos como hábitos de alimentación, predominantemente en el hemisferio occidental en donde a su vez se ha observado cada vez menos aporte de nutrientes naturales, como frutas y verduras.
En conclusión, cada día es menor la actividad física del ser humano y cada día es mayor el consumo de alimentos de contenido calórico, y cada vez es más notable el fenómeno de sobrealimentación (comer más de lo necesario) el cual es generado desde la infancia, con el consecuente incremento de sobrepeso y obesidad, debilitamiento del sistema inmunológico, factores altamente contribuyentes en la cantidad de desórdenes cardiovasculares, metabólicos, autoinmunes, alérgicos, neoplásicos, entre otros. De ahí la importancia de los centros de salud que disponen de programas, avalados por la Organización Mundial dela Salud (OMS), para buscar reducir los índices de sobrepeso y obesidad en la población, y más aún el deber de acudir a ellos en forma decidida y continua; pero esto no es posible si no se tiene un sentido de amor propio y pertenencia para lograr conciencia sobre la necesidad de mantener un peso acorde a nuestra estatura, y dar el paso hacia el logro de esa meta. El corazón fue diseñado para bombear sangre a un peso ya determinado; cuando hay sobrepeso u obesidad, se está exigiendo al corazón bombear sangre a un peso mayor a su capacidad, he ahí uno de los eventos que se asocian a la aparición de fallas cardíacas y de infartos de corazón en gran parte de la población mundial.

Para lograr tener cuerpo sano es necesario tener sanidad mental, y se puede lograr tomando conciencia de ello y dando los pasos con convicción y enfoque de ello.

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Dr Pablo Emilio Jiménez Jaramillo  Md.

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