HACIA UNA SEXUALIDAD PARA LA VIDA… Dr Pablo Emilio Jiménez Jaramillo Md.

Posiblemente estés  imaginando el título de este artículo con relación a la venida de un nuevo ser, o te estés preguntando a qué me estoy refiriendo cuando digo “para la vida”? Es algo inquietante verdad? Ahora bien, qué  tal si te dijera que la finalidad de este escrito es hacia la conservación de nuestra propia vida, en pro de más años con mejores condiciones de salud? Podría sonar interesante.

Lo cierto es que la sexualidad no  se hizo con fines únicos de “traer al mundo” nuevos organismos biológicos energéticamente activos (hijos) y de vivir la “gran e insuperable experiencia” de sentir las vibraciones que se generan al estar en ese contacto íntimo “genito-genital” con nuestra  pareja (que interpretamos comúnmente como excitación), sino que también se hizo para que ese cuerpo energético que poseemos, pueda llevar a cabo su mayor obra: alcanzar su máximo despliegue vibracional en pro de despertar facultades que por siglos hemos tenido dormidas (como la intuición, la telepatía, clarividencia, etc) y trascender más allá de la materia, es decir ir a lo elevadamente energético o “Divinal” y, finalmente volver a la fuente original.

De acuerdo con la concepción oriental sobre la sexualidad y los escritos gnósticos que tienen su origen (en la Tierra) también en el oriente, la chispa eléctrica, que produce el llamado “Huracán eléctrico” (Término gnóstico aplicado a esa corriente de muy alta intensidad que se genera en el contacto inicial y, que a falta de control, produce eyaculaciones precoces),  que luego se expande a todo el soma o cuerpo, tiene su inicio en el mismo instante en que el Lingam (Phalo, masculino) hace contacto con el Yoni (Útero, femenino); de ahí, con el paso de los minutos en ese contacto continuo la energía se va expandiendo en todas las direcciones incluyendo el canal medular en donde se alojan 7 grandes centros magnéticos denominados chakras, que al estar bien alineados, se encargan de direccionar el flujo de energía hacia la zona del cuerpo correspondiente a su control. Desde una perspectiva médica, la ciencia recientemente ha descubierto los niveles energéticos del organismo “humano” que van desde las 1000 Unidades Anstrom (persona a punto de morir) hasta las 18000 Unidades Angstrom (dominio Divinal o Espiritual). Por lo tanto en aras de ir a lo elevadamente energético, a través del sexo que en oriente se denomina Tantrismo blanco, la ecuación se hace simple:

“Huracán eléctrico (Lingam/Yoni) + respiración + caricias + meditación + direccionamiento de la energía por el canal medular (Sushumna) hasta el cerebro (glándula pineal) = Elevación Divinal” (No es más que La transmutación de la energía sexual). Una rutina diaria de 20 minutos (Arcano AZF) es la medida exacta para este propósito.

Cabe añadir que el éxito en esta experiencia de vida está en conservar el semen sin llegar al orgasmo/eyaculación. Así, no solamente seremos seres de mayor energía y sabiduría sino que también conservaremos nuestra juventud y vitalidad por mucho más tiempo y más sanos.

Por otra parte, la concepción occidental del sexo admite y promueve el orgasmo y la eyaculación e incluso trata de mostrar algunas “bondades” pero, si miramos detenidamente lo que sucede, nos daremos cuenta que la energía que va en aumento después de generado el “Huracán eléctrico” al llegar al “climax” lo que está sucediendo es un estallido de esa energía que se había concentrado, es decir, se ha disipado, los chakras no logran su balance y los órganos que están bajo su control pierden la oportunidad de recibir esa regulación energética. Imagínate por un momento tu cuerpo sin esa regulación energética sostenida por 3 a 5 años seguidos, sumado al no deporte, estrés, mala alimentación, alcohol, drogaspsicoactivas y trasnochos. Adicionalmente, con las eyaculaciones (masculinas y femeninas) continuas e incontroladas, el material genético (ADN), contenido en el semen y las secreciones eyaculadas de la mujer, que es vital para los procesos de recambio celular en los organismo adultos, se va agotando paulatinamente, lo que se refleja en el envejecimiento progresivo y prematuro, y en la producción de células estructuralmente “dañadas” ya que no hay sustrato genético para formarse adecuadamente, convirtiéndose éstas en células  con el tiempo en “Tumorales”.

He aquí la razón de la invitación a adoptar una nueva percepción de nuestra sexualidad y a un accionar diferente, es bueno preguntarnos de vez en cuando, si mi práctica sexual me mantiene en el estado que quiero permanecer o si me está desgastando? También cabe preguntarnos si las enfermedades de la próstata que tanto afectan a los hombres a partir de cierta edad,  y las enfermedades del útero que afectan a las mujeres de igual manera, es algo que llega de la nada con los años o tiene que ver con el “¿cómo estoy tratando a mi órgano sexual?” 

Si es difícil concebir la idea de “conservar el semen” te invito  a la siguiente reflexión: La orina es un desecho orgánico, allí no hay sustrato para generar vida, se acumula en la vejiga que da la orden y nos hace ir al baño varias veces al día para evacuarla. La materia fecal es igual, tampoco hay sustrato para la vida, al menos humana. El sudor y las lágrimas aunque son de eliminación esporádica, tampoco dan vida. Nadie ha nacido a través de alguno de estos elementos. Por otro lado, el semen contiene la energía adecuada y las células con la información exacta para la vida, no hay un sistema que funcione como la vejiga o el intestino que nos dé la orden de ir a “evacuarlo”; de ahí la pregunta ¿Será un desecho orgánico, hay que eliminarlo? Si tu siguiente pregunta es ¿qué sucede al acumularse? La respuesta es: El organismo humano también es sabio, por tanto, sabe qué hacer con él.

La validez de esta información, más allá de comprobarse con investigaciones en diversas fuentes, radica en tu propia experiencia, aprovecha y habla este tema con tu pareja, pónganlo en marcha, pero que se haga con disciplina y creencia; además, poniendo el corazón y mente hacia ti misma(o) y tu pareja, se verán resultados más allá de lo físico en ambos. En tiempos de cambios es bueno también un cambio en este aspecto tan valioso para nuestra vida. 

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Dr Pablo Emilio Jiménez Jaramillo  Md. 

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